Sin categoría

El progreso justifica los medios

No es novedad que los seres humanos siempre hemos querido comunicarnos de una manera veloz. Sin importar en qué tiempo de la historia nos encontremos, la rapidez en la que transmitimos mensajes parece nunca ser suficiente.

Actualmente, la comunicación y el transporte están estrechamente relacionados. Se podría decir que un país no está abierto a la comunicación o al diálogo si sus fronteras están cerradas; peor aún, se consideraría pobre u obsoleto a un territorio que no cuenta con carreteras que permitan el tránsito libre. Ahora mismo, habría una catástrofe si el canal de Suez o el de Panamá cerraran: millones de productos quedarían varados, probablemente el alimento que se transporta que podría echarse a perder y, peor aún, millones de dólares serían tirados a la basura.

No hay duda de que la comunicación y el transporte son importantes en el presente de cualquier país porque son su herramienta generadora de dinero: ¿cómo vamos a atraer turismo? Por medio de aviones; ¿cómo vamos a vender nuestro aguacate en China? Con barcos; y ¿cómo vamos a llevar gente de Toluca a Ciudad de México? En un tren.

Los empresarios exigen vías de transporte mucho más eficientes a los gobiernos para que puedan tener mayor comunicación con las personas o productos que laboran con ellos, o bien para poder establecer su negocio en una nueva locación: la expansión se lleva como estandarte en cualquier empresa. Bajo estas circunstancias y ante un mundo en el que el capitalismo nos ahoga, los gobiernos de varios países han decidido invertir en mega proyectos que puedan cumplir las peticiones hechas por empresarios y ciudadanos, quienes reclaman vías de transporte que nos comuniquen de una forma más rápida y precisa.

Uno de los proyectos de transporte más importantes que se inauguró en estos días, fue el puente marítimo más grande del mundo. Este viaducto se encuentra al sur de  China, y su objetivo es conectar Macao y Hong Kong, dos regiones que gozan de ser de cierta “independencia”, económica y políticamente, al resto del país.181023-hong-kong-bridge-mc-815_041cd55bce0e3dee15c1887857a76d6c.fit-560w

Foto: AP

Para su construcción se emplearon 400 mil toneladas de acero. La construcción mide 55 kilómetros de longitud, de los cuales 30 kilómetros están levantados sobre el mar y 6.7 forman parte de un túnel subterráneo que permite que barcos y buques continúen circulando sin problema. Gracias a este proyecto, un recorrido que antes era de más de cuatro horas, hoy será de únicamente 30 minutos.

Desde 2009, año en el que comenzó a construirse el puente, la construcción se ha visto envuelta en varios escándalos, debido a inconformidades políticas y el impacto que ha dejado al medio ambiente. Además, el diario Washington Post reportó que varios trabajadores murieron durante la realización del proyecto, y un par de docenas resultaron heridos. El costo final se estima en 20 billones de dólares, y se cree que se hizo un gasto extra de 26% al presupuesto inicial.

Hong Kong es la ciudad que han hecho las mayores críticas, pues es bien sabido que la ex colonia británica tiene valores y leyes distintas a las del resto del país; de hecho hay muchos residentes de dicha isla que quieren desasociarse totalmente de la cultura China, pues buscan ser reconocidos como “hongkongeses”. Ante este panorama, varias organizaciones ecologistas que residen en Hong Kong se han manifestado y han puesto sobre la mesa un tema del que no se había hablado: la grave reducción del hábitat de especies marinas como el delfín rosado de Hong Kong, que de acuerdo con el periódico The Guardian, casi ha desaparecido de la zona geográfica.

Uno de los mayores propósitos para construir este puente es que China espera que el sur de su territorio se convierta en un zona donde la innovación tecnológica y la vanguardia tengan auge; en pocas palabras, busca hacer algo parecido a un Silicon Valley.

Es evidente que proyectos como este abren nuevas rutas para el comercio, impulsan la tecnología, nos conectan y nos acercan con las personas. Generan mayores ganancias a los empresarios, activan la economía, imponen nuevos límites y generan empleo; pero también se ven envueltas en temas relacionados con la corrupción, el abuso a los trabajadores con jornadas laborales extremas, la destrucción del medio ambiente y la imposición de una visión política con cada ladrillo que se pone. Es interesante pensar en si algún día podremos satisfacer el afán del hombre de querer “progresar”, marcar territorio y generar riqueza; y al mismo tiempo, respetar a los demás: tanto medio ambiente como personas.

Soy Omar Cordova, fanático de viajar solo, la cultura pop y obstinado a escribir
cuando se me ocurre algo que pueda contar. Me encanta escuchar música y hablar
con las personas.
                                     Sígueme en: twitter / instagram

Descubre más desde Entre Ladrillos

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo