“Somos un tejido vivo, bajo el concepto de ciudad. Creemos en la inclusión. Creemos en el trabajo colectivo. No seguimos el modelo asistencialista. Creemos en una solución a largo plazo que trabaje el problema desde la raíz. Somos una herramienta de sobrevivencia; para ellos, y para nosotros mismos.
«Nos asombran las pequeñas cosas. Detestamos esos ángulos estúpidos que nos dividen. No es cuestión de levantar al otro, es cuestión de levantarnos juntos. Comprendemos que ayudar es ayudarnos. La ciudad se encharca, y no queremos hundirnos entre tanta vida que demanda reconocimiento y sentido, ser escuchada y tocada. Ya no queremos encontrar culpable, queremos soluciones. Somos el problema y la solución”.
Como todos los fines de semana, en los que me consume el estrés del final de semestre y busco escapar del caos de la ciudad, pasé el día sentada en una de las bancas que rodean la fuente de la plaza Río de Janeiro. Veía cómo familias paseaban, perros perseguían pelotas y brincaban dentro de la fuente, para salir empapados y ensuciarse entre las plantas que rodean el lugar.
Lo que llama mi atención, es un señor que pasea por el parque, revistas en mano y folletos en su bolsillo. Pasa de persona en persona, se sienta con ellos a platicar un rato y al levantarse los deja siempre con una gran sonrisa.
Espero impacientemente hasta que llegue al lugar donde me encuentro sentada, y cuando finalmente lo hace, no me decepciona; sino que me fascina por completo con su proyecto. Su nombre era Miguel Ángel, su apellido nunca me lo dijo, pero su voz animada y orgullosa al hablar de su proyecto llenó los siguientes cuarenta minutos de nuestro encuentro.
El concepto general es una revista que genera oportunidades laborales e ingresos para las poblaciones vulnerables, sin embargo, el verdadero corazón del proyecto va mucho más allá de eso: la cooperación y participación auténtica de todos sus colaboradores, logra crear un proyecto literario completamente diferente a lo que estamos acostumbrados a consumir.

“Hay quienes luchan los domingos, nosotros luchamos todos los días”. Esta es la frase que se lee en el pequeño folleto que ese valedor repartía por el parque; lema que Miguel Ángel, como muchos otros hombres alrededor de la Ciudad de México, viste con orgullo y con una gran sonrisa.
El ámbito literario-comercial en México se rige completamente por las ventas. Dentro de este mundo, las empresas que se dedican a la edición, publicación y distribución de libros se han dividido en dos: las editoriales comerciales y las editoriales independientes.
Las primeras, se enfocan primordialmente en vender libros y crear tendencias dentro del mercado; la calidad pasa a segundo lugar, mientras que la cantidad de Best-Sellers publicados se vuelve mucho más importante.
En el caso de las editoriales independientes, han adoptado un concepto de antítesis a las primeras, en el que lo más importante dentro de su trabajo es el descubrimiento y publicación de artistas emergentes, además de escritores vanguardistas que promuevan su lema de “calidad sobre cantidad”. Un escritor debe dedicarse a hacer arte, no entretenimiento, y es dicha cualidad la que los hace vivir bajo la sombra de las editoriales gigantescas.

El trabajo de una editorial independiente es el que consigue descubrir a las nuevas voces de la literatura y publicar textos que, aunque no sean fáciles de digerir ni prometan un éxito definitivo, preserven el talento del escritor mexicano.
El principal reto, en este sentido, es el de profundizar en cómo funciona su proyecto comercial, de dónde obtienen sus materiales y cómo financian su publicación. Además, estos lugares alrededor de la Ciudad de México que venden e intercambian estas publicaciones y proyectos emergentes, fungen como descubrimientos culturales para su público.
Existe en México un grupo de escritores, creativos, fotógrafos, artistas y verdaderos intelectuales, dedicados a unir el arte y el diseño para publicar textos que rompen con lo que se espera usualmente de la literatura mexicana. Son ellos quienes explotan verdaderamente el discurso visual y contenido dentro de sus textos y publicaciones.
El momento en el que una editorial comercial asume un carácter notablemente económico, el lector se convierte únicamente en un consumidor, y en esa medida el éxito de la publicación no se mide por la ideología que éste presente, sino por su capacidad de generación económica. En cambio, para una editorial independiente la búsqueda de autores nuevos y la experimentación es su objetivo; mismo que se complementa con la promoción de la lectura de libros de arte.
Con publicaciones como Tumbona, vemos a través de su propuesta de combinar la escritura con el trabajo de artistas visuales y diseñadores. Es posible atestiguar cómo es que se le da una mayor importancia a la innovación, creatividad y sentido artístico de la obra. Un texto o libro que busca ir más allá de lo convencional, y romper con la invariabilidad del comercio literario, cumple con las características que conforman a una obra independiente.
La más reconocida y primera revista callejera en México, Mi Valedor, promueve la reinserción social y laboral de poblaciones en situación vulnerable, principalmente la población marginada que vive en las calles de la Ciudad de México. Su reconocimiento se debe a la originalidad de su proyecto y su iniciativa de proporcionar talleres creativos para sus colaboradores, capacitando constantemente a “los valedores” que saldrán a las calles a vender su obra.
Los vendedores de la revista compran los ejemplares que posteriormente venderán, obtienen cada uno a cinco pesos y la venden a 20, recibiendo 15 pesos como su ingreso legítimo y constante. Pasan, primero, por un proceso de capacitación, además de talleres para trabajar en sus habilidades de interacción social.
Mi Valedor tiene una convocatoria permanentemente abierta para todo aquel que se encuentre interesado en participar en la revista bimestral. Lo que se propone es explotar, a través de sus textos y diseños, la cotidianidad, sorpresa y misterio que se vive día a día en la capital de la República Mexicana.
La revista busca establecer un sentimiento de vínculo valedor-lector, en el que su contenido sea «relacionable» para la sociedad que los leerá. Pretenden establecer un diálogo cotidiano entre la persona en situación de calle que observa su entorno y escribe sobre él, y aquella persona que transita las mismas calles de la Ciudad, pero la experimenta de una manera completamente diferente.
Yerbamala, por su parte, es otra publicación denominada como “fanzine” o revista de arte, que se dedica a registrar la escena cotidiana y particular de la Ciudad de México, con una convocatoria abierta para todo participante y colaborador.
Con su enfoque juvenil, y sentido artístico visual, Yerbamala intenta resaltar ese lado poco mencionado de la cultura mexicana. Recalca todas aquellas contraculturas que conforman nuestra sociedad y que no solamente existieron en épocas pasadas, sino que están más presentes que nunca. La revista, además, recomienda música, marcas de ropa, eventos y toca temas abiertos y atractivos para la comunidad juvenil mexicana.

Fue publicada por primera vez a principios de septiembre de 2017, a pesar de sufrir “desgracias” y detener su producción a raíz del sismo del 19 de septiembre. Hoy en día, se encuentra en proceso de promoción y difusión; generando eventos y convocatorias para fotógrafos, músicos, poetas y escritores se ha buscado darle promoción a la revista y al mismo tiempo obtener donaciones, ya sean económicas o materiales, para continuar con su tan encantador proyecto.
Como éstas, hay muchas pequeñas editoriales cuyo objetivo es resaltar el talento mexicano al colaborar con artistas visuales, escritores, músicos y diseñadores. Actúan como un tipo de celebración de la cultura joven y los nuevos talentos, creando obras verdaderamente eclécticas, entusiastas y atractivas. Conteniendo literatura, diseño, novelas, libros fotográficos, revistas, etc.; sus proyectos, altamente visuales, tienen una vida propia, la cual queda dentro de cada lector por descubrir, y verdaderamente demuestran la pasión y gran calidad de sus creadores.
Fernanda del Valle Guillén Laboratorio de comunicación Periodística