- Giovanni Jiménez en la UIA. Foto: Entre Ladrillos
El olor a café y el bullicio de la gente ambientan una pequeña cafetería ubicada entre dos edificios de ladrillo. Los alumnos aguardan en pequeños grupos sus dosis diaria de café y té. Detrás del mostrador, usando una gorra negra y anteojos rectangulares, espera Giovanni Jiménez Munive con una sonrisa de oreja a oreja.
Es un viernes como cualquier otro en la Universidad Iberoamericana. Giovanni, estudiante en la carrera de Psicología, despierta temprano para salir en bicicleta rumbo a la universidad. Llega antes de las 6:30 de la mañana y trabaja hasta las 11 de la noche en Camellia, una de las cafeterías más concurridas por el alumnado. Después de su jornada laboral, procede a tomar clases hasta las tres de la tarde.
Desde 2011, Giovanni equilibra trabajo y estudios. En el verano del mismo año, comenzó a trabajar en la cafetería Society, ubicada dentro de la biblioteca de la universidad. “Empecé en prepa”, explica, “quería trabajar un verano nada más, pero la encargada me ayudó acomodando mis horarios para que pudiera ir a la universidad; entonces, me quedé”. La confianza que ha generado el trabajo de Giovanni ha permitido que la empresa sea flexible con él.
Su arduo trabajo y compromiso le dio la oportunidad de trabajar en Camellia: la más reciente de las cuatro cafeterías concesionadas en la Ibero. Es un espacio pequeño, pero siempre concurrido. El lugar se especializa en la venta de café, té y alimentos “gourmet”.
En 2016, Giovanni comenzó la licenciatura en Filosofía en la Universidad Autónoma de México; sin embargo, la idea de llevar esa disciplina al campo de la Psicología se volvió atractiva en su segundo año de estudios. Su padre, Margarito Jiménez, quien trabajó en el área de seguridad de la UIA, lo incitó a considerar la Ibero para estudiar Psicología.
Margarito, como prestación de su trabajo, tuvo acceso a una beca de 100 por ciento para su consanguíneo. “No están pidiendo promedio, deberías aprovecharlo”, cuenta Giovanni sobre las palabras de su padre. El único requisito para mantener la beca es tener un promedio superior a 7.8.
Para Giovanni, tener la oportunidad de realizar sus prácticas desde el inicio de su carrera fue una gran ventaja de la Ibero sobre la UNAM: “Ese acercamiento, de cierta manera, es necesario para estudiar Psicología”.
Giovanni disfruta el poder expresar sus ideas sin limitaciones. Para él, la Ibero es un espacio donde los alumnos pueden expresar su forma de ser de manera libre y sin prejuicios. “Hay personas de todo tipo, no te puedo idealizar al alumno de la Ibero”. Conservar su identidad mientras forma parte de una comunidad universitaria tan heterogénea le es sumamente valioso.
Actualmente, estudia el segundo semestre de su carrera, y realiza sus prácticas en Casa Ernesto Meneses. Su día comienza entre las seis y siete de la mañana, con un viaje en bicicleta desde su hogar en el pueblo de Santa Fe hasta la universidad. Luego desciende de nuevo hasta su casa corriendo, “Es rutina… desde niño estoy muy acostumbrado a hacer ejercicio”.
“Una vez me fui con mis primos desde Santa Fe hasta La Venta. Ellos fueron en bici y yo corriendo, le gané a uno de ellos”, recalca alegre.
Incluso, en una ocasión, recorrió la superficie de Isla Mujeres: en bicicleta y corriendo. Lo describe como una gran aventura. La experiencia, en el clima húmedo y caluroso en aquel terreno paradisiaco es uno de sus mejores recuerdos en cuanto a actividad física.
Los fines de semana, Giovanni rompe con la rutina para sumergirse en una de sus muchas pasiones: la música. Forma parte de un grupo de cumbia y rock junto con su padre, en el que toca la guitarra, el teclado y canta.
Podrá ser un día como cualquier otro dentro de la Ibero; sin embargo, la sonrisa cálida de Giovanni acompaña al cierre de una larga jornada. Entre prácticas, trabajo, deportes y tarea ha logrado integrar todo y, a su vez, darle un sentido único: su pasión por la vida.