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Vivir para encontrarse

La filosofía ha tomado otro camino dentro de la modernidad. Heidegger fue uno de los grandes filósofos del siglo 20 que marcó pauta e hizo un cuestionamiento crítico y profundo desde los iniciadores del pensar: los griegos.

El ser humano, por naturaleza, es inhóspito. Es su esencia el que lo hace sentir un vacío al notar que vive en soledad. Por ende, necesitamos crear un mundo hospitalario en el que nos podamos sentir «seguros» de alguna forma. Es un estado de ánimo que no debemos dejar pasar, sino, debemos aceptar que llegamos a este mundo solos y nos vamos como tal. El objetivo es acompañarnos en esa soledad durante nuestra estancia en el mundo.

El hombre es un ser insaciable que nunca estará satisfecho por la falta que tiene, en otras palabras, por la ausencia de la nada. Nunca se podrá llenar pero se puede aceptar y hacer conciencia de que somos una totalidad dentro de un abismo.

Estamos influenciados por el pensamiento moderno, por la idea del orden, desarrollo y de progreso. Creemos en una sociedad feliz cuando en realidad es la misma que nos hace olvidar. Vivimos en masa y nos movemos como tal. ¿Qué somos? Según Heidegger, somos una posibilidad que se puede producir mediante el pensar y el producere. Es decir, llevar acabo la acción del pensar y desarrollarla en toda su plenitud. Por medio de esta acción, es donde podemos encontrar nuestra verdadera esencia, nuestro origen, lo que somos.

Como sabemos, la vida está llena de ironías, contradicciones, sufrimientos, altos y bajos, pero no logramos ver lo extraordinario de este viaje. Estamos cómodos y ciegos alrededor de puras falsedades. Ante la búsqueda de lo originario en lo extraordinario viene la sabiduría, es decir, se tiene que ver más allá de lo que en realidad se observa. Ahí encuentras lo ordinario, simplemente en los pequeños detalles de nuestro día a día.

Sentir el viento, disfrutar de los buenos momentos, escuchar con atención, tomar una taza de café con un buen libro, motivarse, regar una planta y cuidarla, disfrutar de cada atardecer, etc. Sonará muy simple, pero si nos demoramos, podremos observar con más profundidad nuestra relación con el ser y con nuestro entorno.

Es necesario tomar la vida para demorarse, pues solamente así podremos ser encontrados.

María Galland busca rescatar historias y darles una voz. Sígueme en: instagram / twitter

 

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