Con solo 18 años, Gerardo Saavedra es el jugador número cuatro en el ranking oficial de Bádminton en México. Este puesto le costó años de entrenamiento y dedicación, de balance entre la escuela y el deporte. Hoy está a un paso de participar en los Juegos Panamericanos en Lima, Perú.
“Todavía falta un torneo entre los cuatro mejores de México para saber qué tres van, pero todavía no se decide”, comenta. “Yo clasifiqué por medio de un ranking nacional. Soy el número uno en Sub-19. Para clasificar a esto de Lima, le gané a un exseleccionado nacional que estaba entrenando en Hungría”.
Saavedra lleva nueve años jugando este deporte. Aunque en un inicio comenzó a practicar bádminton de forma recreativa, pronto se incorporó a torneos. A raíz de esto, en 2017, fue invitado firmar un contrato para entrenar cuatro veces por semana en el Centro Deportivo Chapultepec, el cual tiene un convenio con la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE).
Este deportivo forma parte de una lista de clubes privados y públicos creada por la Asociación de Bádminton de la Ciudad de México, que también incluyen el Club France y el Centro Asturiano de México. Este último, Gerardo conoció el bádminton por primera vez.
El deporte de raqueta, de origen indio, comenzó a tener impulso en nuestro país a mediados del siglo pasado. A partir de esto se creó la Federación Mexicana de Bádminton, la cual se encarga de organizar torneos y fomentar este deporte en México.
De acuerdo a Lino Muñoz, el actual mexicano número uno en bádminton, nuestro país no ha llegado a ser una potencia en este deporte debido a la deficiente infraestructura con la que se cuenta. Además, explicó que no se da suficiente difusión al bádminton en medios de comunicación, a diferencia de otros deportes.
Según el periódico El Economista, en 2017, la CONADE destinó únicamente 725 mil pesos a este deporte, mientras que “un deporte que no es olímpico”, como el jiu jitsu, recibió casi 4 millones de pesos.
Saavedra señala que, sobre el tema del apoyo por parte de la CONADE, no le gustaría indagar puesto que “no sé si es que no hay apoyo o es de que hay apoyo pero no lo hacen llegar”.
El seleccionado nacional entrena cuatro veces a la semana, por alrededor de cuatro horas. “Es una hora con el preparador físico. A veces toca entrenar velocidad, otras resistencia, dependiendo del programa que tenga el entrenador. Terminando vamos a donde están las canchas. Si es lunes caminada de cancha, martes “multigallo” y de miércoles a jueves puros golpes. Luego vamos al gimnasio y ahí acabamos como a las nueve de la noche”, aclara. Esto le permite participar de torneos tanto nacionales como internacionales. Sin embargo, recalca que la CONADE no cubre todos los gastos necesarios para los eventos deportivos. “Casi no hay apoyo. Yo tengo la suerte que tengo contrato en Chapultepec; me dan psicólogo, preparador físico y también apoyo en los viajes como vuelos y hospedajes”, explica.
Los torneos en los que Saavedra participó hasta este año incluyen lugares como Guadalajara, Aguascalientes y Guatemala. Recientemente, participó en los Juegos Panamericanos de Canadá en 2015, en la categoría Sub-17. En 2018 jugó un torneo en Japón y un mundial en Canadá. En un futuro cercano, se prevé que siga participando en torneos “antes de ir al mundial en Praga”.
Gerardo habla de cómo algunos otros países lo han marcado personalmente: “me di cuenta que el nivel de Latinoamérica no es tan alto como en Europa o Japón. También Canadá porque ahí fue el mundial, y me di cuenta que tengo que trabajar muchísimo”, explica.
Para gestionar la participación de Gerardo en distintos torneos y actividades deportivas se requiere de una jerarquía de personas. En primer lugar está su entrenador, un hombre malasio con quien “es difícil comunicarse”. Él es quien se coordina con Hugo, el director del plan élite dentro del Centro Deportivo, y que a su vez, tiene contacto directo con Javier Orozco, presidente de la Federación Mexicana de Bádminton.
Llegar hasta el punto en el que ahora se encuentra Gerardo requirió de esfuerzo y de superación de las circunstancias adversas. Señala la intensidad de su rutina como un factor esencial para llevar el deporte “a ese nivel” mientras continúa con sus estudios. Señala que su motivación personal es seguir superándose: “nunca hay un torneo que sea suficiente, aunque diga que soy campeón nacional, aún así voy por lo otro”, concluye.