Nos han acallado tanto tiempo que decidimos gritar. Gritar con la voz y el alma. Gritamos porque nos dimos cuenta que guardar silencio es más sanguinario.
Estamos hartas de ver como nos violan, nos matan, nos desaparecen, nos golpean y nos venden.
Marchamos para visibilizar la problemática, romper y cambiar paradigmas; porque la perspectiva que se tenía de ser mujer está cambiando. Mujer ya no es sinónimo de sumisión sino de rebeldía; es fortaleza y no debilidad. La mujer es provocación de conciencia, justicia y equidad.
Nos hartamos de ser invisibilizadas y nos hicimos notar con graffitis, bengalas, tambores, saltos y disturbios.
Me detuve a pensar conscientemente los diferentes tipos de mujeres que existen, con todo y sus diferentes contextos y luchas. Pero lo que nos une a todas es la protesta. Todas protestamos. Unas mediante susurros, otras, por la educación que les dan a sus hijas e hijos, con su pensar, vestimenta, argumentos, literatura, con lágrimas y enojos… pero todas y cada una de nosotras protestamos.
Protestamos por lo que nos pertenece…por nuestro derecho: el cual se nos ha arrebatado. Protestamos por nuestra seguridad. Protestamos por nuestra libertad.
Texto y fotografías por Fernanda Zuñiga