Todos los días atendemos las conferencias mañaneras de López Obrador como el esperado nuevo capítulo de un reality show en el que la prensa tiene que «regatearle» la información al presidente para establecer la agenda del día.
Si hacemos una breve recapitulación de las mañaneras, podríamos afirmar que han ido tomando la forma de un huracán de contradicciones producido por el presidente, quien parece ser el único en conocer la totalidad de la información sobre las estrategias para mejorar al país.