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“En la cárcel, todo es dinero» (I)

La vida en la cárcel no es como lo vemos en las telenovelas o películas, una ex-convicta del centro femenil de readaptación social Santa Martha Acatitla platica como es la vida ahí.

El centro femenil de readaptación social Santa Martha Acatitla inaugurado en el año 2004 no es como lo imaginamos en las películas o telenovelas. Vivir ahí, es distinto, pero, en un lugar tan frío encuentras personas cálidas. (Ex convicta del penal de Santa Martha Acatitla en la Ciudad de México que relata la vida en la cárcel de mujeres)

La llegada al penal

No es fácil. Todo ocurrió tan rápido que lo recuerdo con destellos. Te quitan la ropa, te revisan todo lo que tienes y no tienes, te dan un nuevo uniforme color beige, bueno, nuevo si tienes suerte. Debido a la sobrepoblación, en muchas ocasiones te dan un uniforme usado, o sucio. Hay una tradición que cada persona que sale en libertad debe tirar su uniforme en los botes de basura que se encuentran en la salida del penal. Esto, es un ritual que pretende un despido para siempre de Santa Martha, pero esos uniformes son recogidos y reutilizados una y otra vez. Si tienes suerte, también te dan un kit de limpieza; corrijo; si tienes muchísima suerte te dan un uniforme limpio, una colchoneta y un kit de limpieza con jabón, papel de baño y una toalla. Si tienes suerte, te dan un uniforme limpio y una colchoneta y si no tienes nada de suerte, te dan un uniforme sucio o usado. Te gritan, claro que te gritan por el pasillo. Todas están asomadas: “¿Qué tenis traes?, mamacita, ven”.  Caminé por el pasillo (después aprendí que se llaman kilómetros) y entré a la estancia. En un lugar tan frío, te reciben de forma cálida. Te invitan algo, té, café, un taco. Ellas tampoco tienen tanto, pero alguna vez estuvieron en tus zapatos. De cierto modo, leen el miedo de tu cara. Llegué aterrada, no sabía lo que me esperaba. La primera noche no dormí, era muda, estaba sorda. Estaba sola. 

Un día en Santa Martha 

A partir de las 6:00 hasta las 9:00 de la mañana hay agua. Debes llenar todas las cubetas o garrafones que hayas conseguido para tener agua durante el día. Está te sirve para el baño y para cocinar. A las 7:00 de la mañana una custodia pasa lista y todas deben contestar; si dice tu nombre contestas con tu apellido, si dice tu apellido contestas con tu nombre. Si estas en el edificio A, pasan lista dos veces al día, una en la mañana y una en la noche. Si ya pasaste lista puedes seguir dormida; estar en el edificio A significa que tu caso sigue en proceso judicial. Si estás en el A, se supone que no puedes salir de tu estancia, todo el día permaneces encerrada. En la cárcel todo funciona con dinero. Si quieres que una custodia te deje el candado abierto durante el día, cada persona de la estancia debe pagar 10 pesos por día; si quieres papel de baño, un jabón, lo que sea, debes pagar. 

Fuente: lopezdoriga.com

La morralla

La cárcel es un mundo, techo, comida, cama, luz, agua; es un hotel de lujo para la gran mayoría. Tienes todo lo que puedas imaginar, encuentra todo lo que necesitas. Hay una sex shop dentro. ¿Drogas? Sí, sí hay. Nunca compré, pero decía que la mona era la más cara, cuando en la calle es la más barata. Debes tener cambio, monedas. En general, todo cuesta entre 5 y 10 pesos. Si tienes visitas, si tienes familiares, todo es más sencillo. Ellos pueden darte comida, ropa, utensilios, todo lo que necesites. No puedes ingresar cosas de vidrio, ni cuchillos. Si no tienes a nadie, aprendes a hacer chambas: barres, limpias, lavas ropa, llenas y cargas cubetas de agua. Todo por 5 pesos, 10 pesos, un taco. Todo por lo que necesitas sobrevivir. 

No te metas con nadie 

Tienes que ser lista. Llévate bien con tus compañeras, no te metas con nadie, no les preguntes por qué están ahí (eventualmente te vas a enterar). No eres nadie. Si afuera tienes dinero, adentro eres igual a todas; si afuera tienes estudios, adentro eres igual que todas; si afuera tienes privilegios, adentro eres igual que todas. Hay de todo, la cárcel es enorme. Está la ladrona de taxis, que se embarazó a los 18 años, se metió en las drogas y va y viene porque maneja a la perfección el sistema judicial del país. Está una mujer guapísima, culpada por crimen organizado, lavado de dinero, vinculada al narcotráfico. Están los machos, las mujeres que son lesbianas, las que parecen hombres, completamente hombres. Sí, muchas se hacen lesbianas, después de cierto tiempo necesitas afecto, cariño, alguien que se preocupe por ti. Está Juana Barraza, mejor conocida como la «Mataviejitas», que tiene su puesto de comida y amenaza con matarte de vez en cuando, porque sabe que ahí vivirá por el resto de su vida. Nadie se mete contigo, tú no te metes con nadie, excepto si tu caso está vinculado con niños: si mataste a un niño, si secuestraste a un niño, si violaste a un niño, te linchan. 

Juana Barraza
Fuente: Infobae.com

Madres

Si tienes bebés, puedes pedir que vivan contigo hasta los tres años en este nuevo sistema judicial; si eres parte del anterior, se pueden quedar hasta los seis años. Los niños son el tesoro de Santa Martha, tienen una guardería, un menú especial, actividades y estancias para ellos. Nadie los toca. Ellos son los más inocentes y muchas veces los más perjudicados. Hay muchas madres que únicamente se benefician de sus hijos, son intocables si tienen un niño. Mientras estuve ahí, conocí a Rebeca, una niña de cuatro años, hermosa. El DIF se la llevo, parecía haber sido violada; pero en realidad, cada que entraba a visitar a su madre para convivir un par de días con ella también ingresaba droga por su vagina. Solo tenía cuatro años. 

No quieres problemas 

Todo son reglas, aprendes a mantenerte al margen. No quieres ser castigada, no quieres un mal comportamiento. Aprendes que no eres libre. No es tan malo como lo cuentan en las películas o las telenovelas; la cárcel se convierte en tu “hogar”. Conoces gente, convives. En Navidad hicieron ensalada de manzana, pavo, pasta; cada mes hay algún evento, invitan a algún grupo musical, personas que hacen activaciones, compañías de teatro.  Hay clases, trabajos. No es tan malo. Si tu sentencia es de 5, 10, 15, 20 años debes aprender a sobrevivir. Santa Martha es tu realidad, lo que conoces y donde te desarrollas. Es tu mundo limitado en paredes grises de cemento. 

Fuente: almomento.mx

¡Adiós!

No, no quiero regresar. No quiero volver a pisar ese lugar. No lo voy a olvidar. Marcó mi vida, toque fondo y aprendí a puro golpe; pero, no regreso. Sí, si me da curiosidad saber que esta pasando adentro, quienes siguen ahí, quienes ya salieron, quienes regresaron; pero, yo no regreso. Sí, sí quiero ayudar, hacer algo. Sé que se necesitan muchas cosas, kits de limpieza principalmente, ropa, cobijas. Muchas lo usan, muchas lo venden; pero nadie dice que no a un poco de ayuda. Aprendí que para sobrevivir no necesitas mucho; puedes dormir en el piso, no tener gas, no tener luz, no tener estufa o refrigerador. Puedes sobrevivir. Aprendí a estar sola, pero también aprendí que ya no tengo porque estar ahí, y yo, no regreso. 

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