El constante desarrollo de las nuevas Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) reproduce efectos inminentes en las sociedades. Estas desempeñan un papel extremadamente relevante, pero también sorprendente y paradójico para la investigación dentro del campo de la comunicación.
Uno de los principales aspectos a analizar es cómo estas tecnologías generan conflictos y tensiones intergeneracionales. De hecho, el concepto de brecha digital se ha convertido en un aspecto central del estudio de las tecnologías digitales en el campo de las ciencias sociales. La brecha digital es un fenómeno complejo, vinculado a los mecanismos de inclusión y exclusión digital inherentes a las estructuras sociales avanzadas.
Emili Rodríguez, ingeniero de Telecomunicaciones y coach profesional, denomina a la brecha digital como la desigualdad entre las personas que pueden tener acceso o conocimiento en relación a las nuevas tecnologías y las que no. Las desigualdades se producen tanto en el acceso a equipamientos (primera brecha digital) como en la utilización y la comprensión de las que ya se encuentran a nuestro alcance (segunda brecha digital).
Aquí el análisis de la brecha digital generacional se vuelve particularmente relevante y, por lo tanto, también lo hace la investigación relacionada con las diferencias entre los jóvenes y las personas adultas con respecto a su apropiación cotidiana de las TIC.
La generación llamada Millenial o “Z” está compuesta por aquellos jóvenes que desde su nacimiento han estado rodeados de medios digitales y entornos virtuales, y que a menudo tienen un mayor conocimiento que el de sus padres y modelos adultos, sobretodo de lo que es una innovación esencial para la sociedad y sobre lo que muestran una actitud sorprendentemente activa. Esta nueva generación actúa como una fuerza de transformación social, ya que establece procesos de comunicación y relación que son muy diferentes a los establecidos por sus parientes adultos. Han crecido rodeados de los productos y dispositivos característicos de la era digital.
La investigación relacionada con la brecha intergeneracional digital revela un escenario en el que los adultos, también llamados «migrantes digitales», se enfrentan tanto en contextos familiares como escolares con jóvenes que son radicalmente diferentes a ellos debido a su naturaleza esencialmente digital. Esto crea la necesidad de reevaluar y renegociar las pautas de relación; de hecho, incluso para invertir el proceso evolutivo y educativo convencional, en el que se obtuvo el mayor conocimiento y control del entorno social en la edad adulta.
Uno de los cambios más notables que ha traído esta ola de nuevas tecnologías recae en la educación. Hoy en día no basta con adquirir habilidades de lectoescritura, como en años anteriores, sino que es indispensable contar con competencias que permitan localizar, almacenar, evaluar, recuperar y comunicar información.
La alfabetización tecnológica es concebida como los pasos que integran el proceso que permite al individuo aproximarse a la sociedad de la información y establecer con ésta una primera relación, esto según varios autores como Ángulo, Mortis, Pizá y Ochoa, en su texto denominado “Alfabetización Tecnológica: Una alternativa para disminuir la brecha digital. Foro Internacional de Derechos Humanos y Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en la educación”, publicado en 2008. Lo anterior también implica aquellos procesos intelectuales, habilidades y disposición que permiten a la persona establecer una conexión entre tecnología, sociedad y él mismo.
Las personas consideradas analfabetas tecnológicas quedan al margen de la red de difusión que ofrecen estas nuevas herramientas, al no contar con las competencias necesarias genera una brecha digital que impide acceder a la sociedad de la información; esta brecha radica en la diferencia que prevalece entre las personas que tienen a su disposición la más alta tecnología y aquellas que no cuentan con el acceso, de acuerdo con Norris en su libro titulado “Digital Divide”, publicado en 2001.
Perla Soto, estudiante de Comunicación en la Universidad Panamericana, compartió su opinión sobre las nuevas tecnologías que están siendo adoptadas rápidamente por la generación Z, y que a ella, como parte de la generación Millennial, le preocupa un poco y la hace poner en perspectiva cómo se sienten sus familiares de edad más avanzada. “Si es algo que me interesa y que sé que me puede servir, entonces investigo sobre esta nueva tecnología y la pongo en práctica, por el contrario, si es algo irrelevante lo paso por alto”.
En las últimas décadas se han incrementado las exigencias que impone la sociedad contemporánea de la información en lo que se refiere a conocimientos, habilidades, y destrezas para la comunicación efectiva y el aprovechamiento de los nuevos recursos tecnológicos.
Como expone el académico Jaime Muñoz Flores, en su artículo publicado en la Revista Mexicana de Investigación Educativa, para alcanzar en el corto plazo el objetivo, siendo éste la transformación del estudiante en un individuo competente, los países de América Latina deben de priorizar, dentro de sus programas de desarrollo, acciones orientadas a la explotación de los recursos más avanzados de las tecnologías de información y comunicación (TIC) así como los entornos virtuales de aprendizaje.
Perla Soto considera que actualmente las universidades, sobre todo las privadas, están haciendo un grande esfuerzo para adaptarse a los cambios tecnológicos. Sin embargo, no piensa que lo estén logrando en su totalidad. “Yo creo que tras salir de la Universidad, el mundo laboral hoy en día es altamente competitivo. Un ejemplo es la plataforma digital LinkedIn, donde puedes publicar tu currículum y, a través de contactos y conexiones, tener más posibilidades de encontrar un buen trabajo. Aquí igualmente las personas que cuenten con las mejores competencias y habilidades tecnológicas tendrán ventaja sobre los que no.”
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) es la entidad oficial encargada de construir la información que permita la evaluación nacional sobre el estado que guardan las TIC y cómo se relacionan con nuestra situación económica y social; para ello, ha levantado la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de las Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) en dos ocasiones: 2015 y 2016. Los resultados no son los esperados, ya que se esperaría que conforme más tiempo pase, las personas que no tienen acceso a las TIC se vayan acercando más a ellas.
Vianey Castro, coordinadora de Recursos Humanos de Ermenegildo Zegna, una empresa trasnacional de moda de lujo, explica que las competencias tecnológicas son muy importantes, debido a que las empresas cada vez están más orientadas hacia una evolución digital, no solamente en sus sistemas y procesos internos, sino que empieza desde el proceso de reclutamiento. “La mayoría de vacantes se ofertan en redes sociales y bolsas de trabajo por internet. Hay muchas empresas que ya manejan las postulaciones mediante procesos totalmente digitales: video entrevistas, llenado de expediente de manera digital directamente por el candidato, exámenes y firma de documentos vía web. En otras empresas, por lo menos el envío de psicometrías y documentos es vía digital. A esto súmale si el puesto como tal requiere alguna competencia tecnológica específica o más avanzada… quien no esté al día en estos temas, simplemente pierde oportunidades”.
Una minoría de ejecutivos describe a sus empresas como «altamente avanzadas» en sus actividades digitales, según una encuesta reciente de la consultora KPMG, la cual es una red global de firmas de servicios profesionales que ofrece servicios de auditoría, de asesoramiento legal, fiscal, financiero y de negocio en 156 países.
El informe resultante, titulado «Cruzando la brecha digital empresarial: cómo las estrategias digitales pueden agudizar su ventaja competitiva», revela que la mayoría de las empresas no obtienen una parte significativa de los ingresos de los canales digitales, y pocas iniciativas digitales están «altamente integradas» con los esfuerzos existentes.
El resultado es un estado creciente de «tener» y «no tener» cuando se trata de estos esfuerzos, ya que las empresas de alto rendimiento están haciendo un mejor trabajo al crear líneas de productos basadas en lo digital mientras redefinen los modelos de ingresos. También son más expertos en el desarrollo o soporte de canales digitales, mientras que invierten significativamente en soluciones colaborativas y análisis de datos.
“A medida que las organizaciones continúan experimentando interrupciones en el negocio y la economía global se vuelve cada vez más intensamente competitiva, las organizaciones que pueden ejecutar con éxito iniciativas digitales y móviles crean una ventaja competitiva», explicó Rick Wright, líder de soluciones digitales y móviles de Estados Unidos para KPMG. «Los ejecutivos reconocen que sus organizaciones no pueden avanzar sin estrategias cohesivas digitales y móviles, y aquellos con implementaciones más avanzadas están entregando resultados en términos de ingresos y un tiempo de comercialización más rápido… Estamos en un punto crítico de inflexión para mover las tecnologías digitales y móviles en la empresa, y los próximos años serán transformadores a medida que las empresas adopten nuevas formas de trabajo más inteligentes y eficientes».
Según la experiencia de Vianey Castro en el ámbito del reclutamiento, las personas de hasta 35 años no tienen, en general, dificultades en el uso de tecnologías. De 35 años en adelante empiezan a tener algunos problemas si estas son más avanzadas. “A partir de los 45 años, ya veo que es complicado para la mayoría, incluso utilizar el e-mail o poder elaborar y enviar su currículum”.
Castro explica que lo que hacen en estos casos, es intentar adaptarse como empresa a las situaciones específicas y al perfil de cada posición, aunque obviamente es difícil poder tener mucha flexibilidad, debido a los estándares que cumplir y procesos a seguir. “Imagínate cuántos buenos candidatos se pueden quedar fuera de nuestro alcance sólo por no tener acceso o desconocer el uso de las nuevas tecnologías. En general, buscamos candidatos con conocimientos mínimos del uso de TIC, ya que esto forma parte de los requisitos indispensables y conocimientos básicos para aplicar a cualquier posición actualmente.
Salma Jalife, subsecretaria de Comunicaciones de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), reconoció que no habrá dinero que alcance al gobierno para proporcionar conectividad para siempre. Tras participar en panel inaugural Brecha Digital en México: Experiencias y Perspectivas de Política Pública, del Foro: “¿Cómo Conectar a los Desconectados? Recomendaciones para Cerrar la Brecha Digital en México”, la funcionaria dijo que está en proceso de recopilar información y que hay empresas interesadas en participar, lo cual es muy importante dado que: “es necesario que estos modelos sean con la colaboración de las comunidades en las zonas en donde no hay cobertura, porque lo que requerimos es sostenibilidad. No habrá dinero que alcance en el Estado para poder cubrir al 100 por ciento de la población (que hoy no tiene cobertura) durante toda la vida”.
Gabriel Contreras, presidente del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), confirmó se necesitan políticas públicas muy focalizadas, considerando que 37% de la población en el México no se conecta a internet por problemas de poder adquisitivo, y sólo 2% no lo hace porque en la localidad en la que vive no existen estos servicios.
La Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU, por sus siglas en inglés) creó el índice de desarrollo de las TIC (IDT), que se nutre de 11 factores que denotan la difusión, acceso y capacidad de aprovechamiento de las TIC en el nivel nacional, lo cual permite comparaciones entre 167 países a través del tiempo.
En este marco internacional de comparación que provee el ITU, México refleja un pobre desempeño, pues se encontraba situado en el lugar 95 en el 2015, con nueve naciones latinoamericanas por delante de él.
A través de lo expuesto, México aún tiene un largo camino por recorrer para disminuir la brecha digital. Para que esto ocurra será necesario invertir tanto en infraestructura como en la educación, tanto básica como universitaria.
Las consecuencias de esta brecha van más allá del ámbito académico y laboral, sino que imponen así mismo una separación social que marca una grieta más profunda en la población de nuestro país. Será necesario el apoyo de las grandes empresas especializadas en la comunicación para que poco a poco logremos este objetivo.
Se trata de que el conocimiento, dispositivos y uso de las TIC sea visto como algo básico en lugar de como un privilegio.