El 12 de febrero de 1984, a los 69 años, murió en París a causa de Leucemia, uno de los más grandes escritores latinoamericanos. Julio Cortázar es considerado uno de los autores más innovadores y originales de su tiempo. Dominó la técnica del relato corto, la prosa poética y la narración breve. Marcó un hito en las letras latinas con la novela Rayuela, escrita en 1963. Una de las obras centrales del boom latinoamericano y destacada obra que renovó la tradición literaria, inaugurando nuevas narrativas para relatar una misma historia.
De padres argentinos, Julio Florencio Cortázar, nació en Bruselas el 26 de agosto de 1914. Cuatro años después, regresó a Argentina con su familia en donde vivió hasta la década de los 50, año en el que viajó al continente europeo en el que residió durante años en países como Italia, España, Suiza y Francia.
Su infancia, según él mismo, fue brumosa, con un sentido del tiempo y espacio distinto al de los demás. Con tan sólo 6 años fue abandonado por su padre, a quién nunca más volvió a ver, un hecho que lo marcó de por vida. Fue también un niño enfermizo, pues pasó mucho tiempo en cama; hecho que permitió que la lectura abundara en su vida muy pronto.
Escribió su primera novela cuando tenía 9 años, de la cual no se tiene copia alguna; incluso, algunos cuentos y sonetos. Estudió filosofía en la Universidad de Buenos Aires y más tarde impartió cursos de literatura francesa. En 1948 obtuvo el título de traductor de inglés y francés, disciplina en la que también destacó por su habilidad con los idiomas. Su primer libro publicado fue de sonetos. Presencia apareció en el conurbado porteño en 1938, firmado bajo el seudónimo de Julio Denis.
En 1944 publicó su primer cuento Bruja en la revista Correo Literario, protagonizado por una introvertida joven que es distinta a las demás. Durante los siguientes dos años, en los que el peronismo se encontraba en boga, (régimen con el que no simpatizaba) reunió su primer volumen de cuentos La otra orilla. En 1946 publicó Casa Tomada uno de los relatos políticos y fantásticos más simbólicos y que fue incluido en la recopilación de cuentos de Bestiario en 1951. Ese mismo año, gracias a una beca, se marchó a París en dónde escribió la mayoría de sus trabajos literarios, y su emblemática Rayuela en 1963.
Tres mujeres marcaron la vida del escritor argentino; la primera de ellas, Aurora Bernárdez, traductora y escritora argentina con quien mantuvo una relación de 14 años, y de quien se especula se basó en el personaje más emblemático de Rayuela, «La Maga», (la mujer que todas quieren ser) responsable de desatar un amor que no llega a concretarse nunca, y una pasión desenfrenada que atormenta a Horacio Oliveira, otro de los personajes de la «anti novela» toda su vida. Ugné Karvelis, también escritora y traductora, diplomática lituana y crítica literaria, con quien sólo estuvo un año. Y Carol Dunlop, escritora, traductora, activista y fotógrafa estadounidense, con quien pasó los últimos años de su vida.
La melancolía, la soledad, y la imaginación fueron constantes en sus relatos, la política y la sexualidad fungieron como temas centrales en muchos de ellos. Uno de los rasgos más característicos de la literatura que hoy lleva su nombre, son los cortes en la realidad que modifican el contexto espacio temporal de las historias. La realidad y la ficción tienden a convertirse en la misma cosa, a grado tal, que el lector siente el mismo “vértigo” que el personaje.
Hay una entrega absoluta por parte del escritor en cada uno de sus relatos, envuelve al lector con sus palabras, lo enreda con sus sentimientos, con sus inquietudes, con sus miedos, para mostrar que los límites de la razón se desdibujan al encontrarse con la imaginación. La producción literaria de Julio Cortázar fue sin duda alguna, prolífica. Algunas de sus obras más famosas son Bestiario (1951), Fin de juego (1953), Rayuela (1963), y Todos los fuegos el fuego (1966).
A 36 años de su muerte lo seguimos recordando como uno de los más grandes nostálgicos, como el latinoamericano que politizó la escritura, como el más auténtico defensor de las causas perdidas, y como un gigantesco escritor. Generoso y soñador, literatura pura fue y sigue siendo Julio Cortázar.