Increíble como pocas historias. Juan Ignacio Catalan fue acusado de homicidio; sin embargo, el día del presunto delito se encontraba en su lugar favorito: el Estadio de los Dodgers

Con un entorno entre drogas y adicciones, el destino de Juan Ignacio Catalan parecía estar dictado. Como millones de inmigrantes, nacido en Los Ángeles de padres mexicanos, Juan Ignacio vive en un país donde las costumbres mexicanas no son recibidas.
Los malos pasos de su hermano mayor pusieron el nombre de Juan Ignacio Catalan en un antecedente delictivo: se le acusó de ser cómplice por el robo de autos que realizaba su consanguíneo.
Tener antecedentes penales fue la agravante por la que las autoridades lo detuvieron por la muerte de Martha Puebla. El acto homicida sucedió el 12 de mayo de 2003 pasadas las 22:00 horas.
Otras razones de la detención de Juan Ignacio Catalan fueron el parecido con el retrato hablado y el hecho de que Martha Puebla fue testigo, meses atrás, en un juicio en contra del hermano del aficionado a los Dodgers.
Sin duda alguna, la detención de Juan Ignacio Catalan lo sorprendió a él y a su círculo social más cercano. El proceso en la corte comenzó y tuvo que recabar las evidencias de su lado y proporcionárselas a su abogado.
La noche del asesinato
El lunes 12 de mayo de 2003, el estadio de los Dodgers de Los Ángeles recibió a más de 27 mil aficionados para presenciar el juego entre el equipo angelino y los Bravos de Atlanta. Dos de esos aficionados eran Juan Ignacio Catalan y su hija.
En la última entrada, los visitantes anotaron siete carreras que rompieron el empate 4-4 para llevarse la victoria. El juego terminó y el desalojo de los cabizbajos fanáticos angelinos comenzó a las tres horas de arrancado el partido. Juan Ignacio Catalan y su hija abandonaron el estadio a las 22:30 horas.
Quince minutos más tarde, Martha Puebla fue asesinada en otro punto de Los Ángeles.
Para la desgracia del asunto, no existía prueba alguna de la presencia de Juan y su hija en el estadio; los boletos del partido y un par de tarjetas de jugadores no se consideraron, por parte de la jueza del caso, como pruebas irrefutables. La solución del malentendido estaba en la identificación de su persona a través de las tomas de televisión del partido.
El contacto con el departamento de comunicación de los Dodgers fue exitoso y el abogado procedió a revisar las cintas de grabación de la señal que trasmitió el partido. Un toma borrosa permitió ver a Juan disfrutando del juego a lado de su hija; la fecha y hora de la grabación correspondían a los primeros minutos de partido; es decir, existía una separación considerable entre la hora del vídeo y el asesinato de Martha Puebla. Razón por la que seguía siendo juzgado como el asesino.
Resolución del caso
Encontrar la ubicación exacta de Juan Ignacio Catalan en la hora del asesinato era la llave de su inocencia. La comunicación era limitada entre los separos, donde permanecía el acusado, y su abogado; sus familiares fueron los que ayudaron a su defensor para rastrear los movimientos que dieran con el paradero del presunto inocente.
Finalmente, las llamadas telefónicas a su esposa, cuando finalizó el partido, fueron rastreadas por las antenas más cercanas al estadio de los Dodgers; concluyeron que Juan Ignacio Catalan estaba a las 22:35 horas abandonando el juego y el resultado del juicio evitó su arrestó.
Juan Ignacio Catalan agradece eternamente a su abogado y a los Dodgers por permitirle ver las cintas que derivaron en su inocencia.