
Segunda parte de un texto que busca explicar las condiciones del modelo de negocio en el periodismo actual. La primera parte se puede encontrar aquí.
No todos somos el Times
El diario estadounidense The New York Times no fue tan golpeado por la pandemia como otros medios. En una nota publicada en febrero, anunciaron que su número de suscripciones de pago rompió la barrera de los 7.5 millones.
El año pasado fue de gran éxito.
Se trata de la primera vez que los ingresos por lectores digitales superan los de su edición impresa, acumulando 167 millones de dólares en el último trimestre, 37% más que en el mismo periodo de 2019. Esto a pesar de sufrir caídas de 26% en los ingresos por publicidad en todo el año.
El modelo de pago por suscripción en contenidos digitales es atractivo, pero, según el periodista y escritor Diego Salazar, el Times cuenta con unas características que no son trasladables al resto de la industria. Es una de las principales marcas informativas en el mundo, con una ascendencia periodística envidiable, y está en inglés, el idioma no oficial de Internet, al menos en Occidente. Además, el mercado potencial del diario está valuado en 100 millones de lectores dispuestos a pagar por su contenido, ubicados en todos los continentes. Ningún otro medio puede presumir una tasa de conversión similar.
En México, poner el contenido detrás de un paywall, o muro de pago, no es algo nuevo. Grupo Reforma fue pionero en la presencia digital. Lanzaron los sitios para Reforma, El Norte y Mural desde 2000, y en 2002 establecieron un muro de pago para todos sus contenidos. Sin embargo, no todos se subieron al barco en ese momento.
El Universal, otro de los principales diarios del país, lanzó apenas en diciembre pasado un sistema de suscripciones digitales llamado “El Universal Plus”, el cual establece un modelo mixto donde solo ciertos contenidos están sujetos a pago.
Los medios nativos digitales también han buscado formas de sostenerse a través de sus lectores.
Animal Político opta por ofrecer sus contenidos de manera gratuita, pero con beneficios para aquellos que decidan pagar: sitios libres de publicidad, lectura anticipada de algunos reportajes, boletines informativos especiales y acceso a la plataforma de podcasts Convoy Network. La Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie, entre los que se encuentra Pie de Página, se apoya de un modelo prácticamente igual, pero con acceso a siete portales distintos. Ambos medios llaman suscripción a este sistema de pago, aunque en otros países se le distingue como membresía.
A pesar de la precariedad que hoy padecen los medios mexicanos –y de no ser el Times– las audiencias dispuestas a pagar podrían crecer en los próximos años.
La organización Luminate publicó en 2020 una encuesta para América Latina (Argentina, Brasil, Colombia y México) con cifras alentadoras. Durante la pandemia, 57% de los lectores de medios digitales dijeron incrementar su consumo; además, 13% paga por al menos un servicio de suscripción digital, que aunque parece poco, la organización aclara que está por encima de los mercados en Reino Unido (8%) y Alemania (10%), ambos países con una fuerte tradición periodística.
La clave de un modelo de suscripción exitoso debe ir de la mano con la calidad de los contenidos.
En la era digital, critica Diego Salazar, los medios se ven tentados a producir textos llamativos de baja calidad con la única intención de generar clics. En su libro, da varios ejemplos de cómo estas notas suelen hacerse con poco rigor periodístico y las redacciones las hacen convivir con su contenido más serio, e insiste en que muchos periodistas deben bajar de su atalaya moral y dejar la noción de que son las audiencias quienes no valoran el trabajo periodístico.
Es una justificación donde el medio es quien subestima al público para seguir trabajando únicamente en torno al tráfico web.
Un ejemplo que ofrece Diego de un medio cuyo paywall está justificado es The Information. Se trata de un portal cuyo acceso está restringido tras un pago anual de 400 dólares, un precio muy por encima del promedio.
Jessica Lessin, fundadora del sitio y ex-reportera de The Washington Post, defiende un modelo basado en un equipo pequeño pero muy enfocado en conseguir fuentes de la industria tecnológica que ningún otro medio tiene. A través de su plataforma secundaria The Accelerator, Lessin ha fungido como mentora de más de una docena de medios nuevos. Insiste en que como medio se debe hacer comunidad con periodistas y lectores para quitar la idea de que pagar por periodismo es un producto “premium”.
La dependencia del poder como sustento
El contexto político mexicano da muchas pistas sobre por qué la economía de los medios tiende a ser inestable.
El académico y director general de Radio Educación, Gabriel Sosa Plata, destaca que la relación de los medios con el poder político, especialmente en el caso de la televisión, ha sido un factor crucial para su éxito y supervivencia: “el modelo de negocio no sólo tenía que ver con la posibilidad de crecer con los contenidos, sino con el conjunto de alianzas de carácter comercial o político que les relacionaban con presidentes municipales, gobernadores, o el presidente de la república. No era un modelo de negocio estrictamente empresarial, sino también político, que a su vez le redituaba en otro tipo de negocios”, explica Gabriel.
Cuando las empresas dueñas de medios de comunicación se convierten en conglomerados que participan en otras industrias, se vuelve posible financiar los contenidos informativos. Pero un medio informativo que depende de las relaciones comerciales y políticas de sus dueños compromete seriamente su línea editorial, y no puede llamarse prensa independiente.
De acuerdo con Gabriel, a los medios en México nunca los han sostenido sus audiencias, sino su relación con el poder. El ombudsman de la audiencia habla sobre Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, una organización no gubernamental que en los últimos años se ha dedicado a producir contenidos periodísticos, los cuales considera como de buena calidad, pero cuestiona que no suelen meterse con ciertos intereses de la clase empresarial mexicana.
Si bien la radio y televisión comerciales han podido mantenerse a flote un poco mejor que la prensa escrita, la crisis de esta última terminará por afectarles.
Desde los inicios de la radio en México los noticiarios solían apoyarse de las primeras planas para sostener su propuesta informativa. Las emisoras requieren, incluso hoy, de que la prensa escrita goce de buena salud si quieren mantener calidad en sus contenidos periodísticos; del mismo modo, los diarios pueden buscar incidencia en la agenda nacional a través de la televisión o la radio, medios que conservan una gran importancia cultural en el país.
Gabriel destaca que es necesario considerar el aspecto de los derechos humanos. Mientras las condiciones económicas para que florezca una prensa independiente no se solucionen, se sigue atentando contra el derecho a la información y a la libertad de expresión de la ciudadanía.
Con la llegada de Morena, un partido relativamente nuevo (2018), cambiaron las reglas del juego entre el poder y los medios.
El periodista Luis Pablo Beauregard escribió en mayo de 2019 sobre los recortes al presupuesto de publicidad oficial que se prometieron desde la campaña del hoy presidente Andrés Manuel López Obrador.
El reportero para El País da cifras: Grupo Imagen Multimedia, que en el gobierno anterior había recibido 2 mil 300 millones de pesos, tuvo que despedir a 25% de su plantilla en los primeros meses del abrupto corte. A ello se le atribuye el fracaso de HuffPost México, cuyo equipo entero fue despedido sin previo aviso ni el pago de liquidaciones. Es un ejemplo de cómo la precarización del trabajo periodístico raso está directamente relacionada con la dependencia que promueven los dueños de medios en sus relaciones con el poder político.
Así, el periodismo mexicano se ha puesto a disposición de los caprichos de los gobiernos en turno, revelando que no es un modelo de negocio confiable.
Ocurre de manera similar a lo que Diego Salazar comentó sobre los grants que suelen dar fundaciones internacionales al periodismo, un modelo no sostenible porque depende de una suerte de caridad que puede parar en cualquier momento; sin embargo, cuando las subvenciones vienen del gobierno en turno, la línea editorial se compromete más y se transforma con el tiempo, a diferencia del financiamiento filantrópico, donde no se ha podido señalar que haya una injerencia visible.
En cualquier caso, un modelo de negocio que apueste por la sostenibilidad y la independencia en México debe romper el paradigma no sólo de la publicidad, también el de la subordinación hacia el poder.
El modelo del futuro
La sostenibilidad financiera es un tema en boca de la mayoría de los interesados en esta industria.
Si bien se repite constantemente que no existe una fórmula mágica, existen casos de éxito para inspirarse. Un webinar del International Center For Journalists (ICFJ) de julio de 2020 reunió a especialistas que esbozaron algunas directrices para construir el modelo del futuro. Entre los participantes estuvo Patricia Torres-Burd, directora del Media Development Invesment Fund (MDIF), quien destacó la importancia de representar a la comunidad a la que se sirve y de tener diversidad en las redacciones, ambos posibles factores de éxito financiero.
Otro ponente fue Nishant Lalwani, director de Luminate, quien abogó por la transparencia financiera y editorial de parte de los medios.
Cuando no se tiene una marca como la del New York Times, y se atiende a audiencias más focalizadas, es necesario escuchar sus demandas para crear contenido que les atraiga. Esto puede responder a una necesidad comunitaria, como lo hace el portal Texas Tribune, que produce información sobre esa entidad estadounidense.
Un tejano tiene la oportunidad de convertirse en miembro del Texas Tribune y atender a los eventos que organizan donde los periodistas escuchan directamente a los lectores. Los reporteros están entrenados para dar seguimiento a los temas que investigan y evaluar, tiempo después, el impacto que siguen teniendo sobre las comunidades del estado.
La focalización de las audiencias puede no estar limitada a una región geográfica, sino a preferencias ideológicas.
De cara a unas audiencias que buscan la confirmación de sus creencias y valores, Lalwani habló sobre la prioridad que debe tener la transparencia financiera y editorial para que los lectores evalúen con mayor sustento los sesgos que puede tener un medio, y pone el ejemplo de The Markup, un medio dedicado a fiscalizar a las grandes empresas de tecnología.
En cada una de sus historias, se ofrece a los lectores una explicación sobre cómo llegaron a sus conclusiones. Además, piden constantemente a la audiencia su opinión sobre qué historias cubrir, lo cual incrementa la credibilidad.
Como en los viejos tiempos del periódico impreso, los medios de comunicación deben volver a hacerse útiles para sus audiencias. Para eso, empleados de todos los niveles deben conocer al lector promedio, sus inquietudes y problemas que siente más cercanos.
Con ello debe venir una revalorización del trabajo propio para elevar su calidad y tener una justificación para cobrar por él. Lo que está claro es que la prensa debe diversificar cada vez más sus fuentes de ingreso, al mismo tiempo que garantiza transparencia financiera y editorial sobre sus contenidos, en busca de un periodismo cada vez más libre y sostenible en el largo plazo.