Centro histórico de la Ciudad de México, un lugar folclórico, lleno de vida y movimiento. Pero también lleno de la vida ambulante. Entre comida, aguas, juguetes o dulces, miles de mexicanos utilizan este tipo de comercio para ganarse la vida y llevar comida a la casa.
Alrededor de millón y medio mexicanos trabajan en los comercios ambulantes y en promedio trabajan 33 horas a la semana. Por la necesidad, 6 por ciento de los vendedores tienen otro trabajo para poder conseguir un mayor ingreso.
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Según datos de misalario.org el salario promedio mensual de un vendedor ambulante oscila de los 3 mil quinientos pesos a 17 mil quinientos pesos. Esto es un ingreso impresionante para la economía mexicana. Por cada 100 pesos generados en México, 77 pesos salen de trabajos formales y 23 pesos, de la economía informal.
Pero no todo es tan tranquilo cómo aparenta, debido a los abusos de las autoridades. Desde quitar los artículos que venden, hasta arrastrarlos por la calle, es lo que viven estas personas para poder ejercer su trabajo.
A pesar de ser un comercio informal, los vendedores deben de conseguir un permiso para poder trabajar. De acuerdo al Artículo 304 del Código Fiscal de la Ciudad de México, el costo para puestos semifijos de 1.80 por 1.20 metros, o menos, incluyendo los de tianguis, mercados sobre ruedas y bazares, es de 10.25 pesos por día.
El comercio ambulante es algo distintivo de nuestra sociedad, la cual es se puede apreciar el reflejo máximo de una sociedad, donde todo es rápido, no hay tiempo para un descanso. Donde cada vendedor diariamente, tendrá algo con que lidiar. Los vendedores ambulantes son tan solo una parte de la realidad de una gran metrópoli que nunca para.