En la ciudad de Kagoshima, en el sur de la isla Kyūshū en Japón, existe un edificio que está redefiniendo las formas de convivencia y la lucha contra la soledad, dentro de una sociedad japonesa que envejece de forma acelerada. Nagaya Tower fue planificada y construida como un faro de esperanza para el aislamiento social, en una ciudad de 600 mil habitantes.
El doctor Haruhiko Dozono, de 71 años, es el fundador de este proyecto. Un edificio de seis pisos que prioriza que los residentes puedan convivir en todos los espacios de la construcción. En cada planta, hay comedores comunitarios y lugares para la interacción humana. A sus 43 años, el Dr. Dozono fundó una de las primeras clínicas de cuidados paliativos de Japón, ahí se dio cuenta de que la mayoría de sus pacientes con deterioro mental sufrían aislamiento social y soledad.
Según datos de Naciones Unidas, en 2021 Japón tenía la población más envejecida del mundo, donde casi 30% de sus habitantes tenía 65 años o más. El gobierno proyecta que, si no se logra invertir la tendencia, la población podría disminuir drásticamente. En respuesta a esta crisis, en 2021 se nombró a un ministro para la Soledad y el aislamiento social.
De los 125 millones de habitantes actuales en Japón, bajarán a 100 millones alrededor de 2050, y a 60 millones a finales de siglo
Así podemos observar el fenómeno en la siguiente gráfica:

En 2011, Dozono solicitó una subvención al Ministerio de Territorio, Infraestructuras, Transporte y Turismo con su proyecto de Nagaya Tower. Tras aprobarse su propuesta, se inició la construcción del complejo, que finalizó en marzo de 2013. “Fue el primer proyecto de convivencia intergeneracional en Japón”, más de 60% de sus residentes son mayores de 70 años, pero también hay gente más joven que decide vivir aquí para formar parte de una comunidad, incluida una familia con cinco niñas de entre 8 y 17 años.
Reimaginando las Nagayas japonesas del pasado
Este vecindario, se inspira en las antiguas nagayas del período Edo japonés, donde hace más de 150 años, personas de todas las edades, ocupaciones y orígenes vivían en una casa larga compartimentada.

No sólo tener una población en la que la mayoría pertenece a la tercera edad es el único tema a tratar por el gobierno japonés. Ya que, una encuesta realizada en 2017 por el Instituto Nacional de Investigación sobre Población y Seguridad Social de Japón, mostró cómo 15% de los hombres mayores que viven solos hablan con una persona o menos cada 15 días, mientras que el 30% siente que no tienen personas confiables a las que puedan recurrir para pedir una pequeña ayuda.
El edificio se diseñó en forma de V para que todos se pudieran ver cuando entran o salen de sus casas, lo que propicia que se saluden y tengan pequeñas conversaciones cuando se cruzan. El centro para menores con discapacidades de desarrollo también forma parte del proyecto y organiza actividades con los residentes como parte de su programa educativo.

Si alguien quiere formar parte de este complejo, se tiene que explicar la filosofía del lugar y se realiza una junta para conocer al resto de los residentes para que exista una interacción. Las personas mayores colocan un imán en las puertas de sus casas para cuando están fuera de la residencia, de esta manera, los demás están notificados. Los balcones exteriores no tienen tabiques, con lo que las viviendas están conectadas.